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Nos veremos en el paraíso

Nos veremos en el paraíso



    Los imprevistos de una tarde. La Pineda, más o menos las 9 de la noche. Allí estaba con ese bolso de mano a modo boda, que perdía todo su encanto con el resto de complementos: el ordenador, (¡Si…! mi grabadora decidió morir en estos breves días. Así que no quedó otra que transportar eso) y una cámara CANON (que lo mío me ha costado tenerla). Pero a pesar de amarla cómo parte de mi, especialmente ese día ¡Ay que ver cómo pesabas condenada! Tras todo un borde de playa lleno de gente en patines, adolescentes que hoy se quieren y mañana los veré con otros, grupos de ancianos saliendo de su día en la playa (por supuesto los hombres delante, con las manos atrás, caminando con el pecho erguido y sus mujeres detrás, hablando sobre ‘Marta’ alguna de sus nietas imagino… ¡Si! Marta se nos casa… Y entre deportistas, besos pasionales, conversaciones del mundo y quehaceres varios, ahí estoy yo con el vestido de niña bonita que va a al paraíso (Sol de Mar) a hacer un artículo, fijarse en todo, dejarse embriagar por la ternura del aire y a pedir una pizza cuatro quesos en vez del menú de confitura de pato. Porque a pesar de que estoy convencida de que será una exquisitez sublime incluso para el paladar, por ahora mis cuatro tenedores se quedan en la simpleza de lo tradicional, cómo por ejemplo… ¡Si! Una buena pizza. Una vez en la puerta un chico muy alegre me conduce hasta Oscar encargado de dirigir el paraíso de Sol de Mar, un hombre participativo con sus empleados, un hombre de aquellos que ha volcado gran parte de su vida en su trabajo… y lo mejor de todo se encuentra en que eso a él… ¡le encanta! Muy atento me enseña al detalle cada uno de los rincones por los cuales se compone el lugar que dentro de unas horas guardaré en mi memoria cómo algo ‘especial’. Igual no tiene nada que ver, pero cabe decir… que el servicio de ese lugar, (si, las camareras de toda la vida) tenían una cercanía, llanura de espíritu y una simpatía... ¡increíbles! Y de repente entre sensaciones y demás, aparece uno de los motivos por los cuales ando por aquí esta noche. ‘África Anaya’, con un desparpajo característico ayudada por otra chica que parecía saber muy bien de lo que trataba aquello, dando los últimos retoques al escenario de esta noche. Unos minutos después esa terraza sonríe porque una energía y una pureza extraordinaria han llegado, ‘Yolanda Germán’, mujer que dentro de un rato me contestará grandes preguntas sobre la vida… y cuando todo el mundo se va a preparar, aparece entre esas voluptuosas y blancas columnas ‘Quique’, ‘Quique Germán’ tal vez es cierto eso que dicen que los hermanos llevan la misma sangre… porque ahora he sonreído hasta yo. (…) Los primeros acordes empiezan a sonar, y cómo si de ‘casualidad’ se tratará, me traen ‘la pizza’. No exageraré si digo que es la pizza más… la textura… yo… mmm… ¡no sé! ... Por un momento me sentí hasta crítica gastronómica porque se me ocurrían tantos nombres para aquel plato, tantos atributos, pero todos mentales… porque realmente estaba tan buena aquella pizza que en palabras no era capaz de expresar lo buena que estaba! Y mientras ando sumergida en sabores celestes para el paladar me doy cuenta de algo paradójico y ‘rarísimo’ a la vez… El placer del gusto esta a la altura de la música. Y el paisaje a la altura del placer. Es la primera noche en la que la textura del sabor es melodía con música. Es decir… daba la sensación que tanto el entorno, la comida, cómo el trasfondo musical de aquella noche encantadora se habían fusionado en la perfecta simbiosis. Pero no solo estos tres elementos lo habían hecho, ‘Africa, Yolanda y Quique’ eran los cimientos bien unidos de aquella meditación volátil que tuve. Era tierno. Un momento tierno. Era casi cómo estar en una nube. Así me sentía. Flotando en una extraordinaria nostalgia alegre, de esas que te emocionan los sentidos y te hacen derramar a cuentagotas ‘agüilla’ por los ojos. Fascinante su pasión encima del escenario. Hubo momentos en los que no creí que aquello pudiera ser real. Eran instantes de ensueño. Sonará poco formal para la poesía de las palabras… pero se me pusieron los pelos de punta… La brisa del mar acariciando telas suaves en un vals con el aire, dejando la fragancia de la ternura en cada rincón. La entereza, la fuerza y la valentía de las tierras de África. El proceso de crecimiento personal de la emoción para convertir el pasado en arte y el transmitir de las notas rodeando cuerpos maleables a la vida y expresivos en explicar el qué de sus corazones. Tras uno de los espectáculos más ricos en emoción que he visto nunca, mis ojos cazan al vuelo una de las miradas más intimas entre los hermanos Germán mientras de fondo suena ‘Somewhere over the rainbow’ Quique Germán a la guitarra y Yolanda Germán a la voz… ojalá pudiera explicarte cómo me sentí, pero no puedo… porque cuando algo me llega a lo hondo del corazón, me quedó sin palabras... Tras este regalo tengo el enorme honor de poder entrevistarme con cada uno de ellos. - De África entendí que hay un arte en el mundo que te hace mejor persona. Entreví a una muchacha con ganas de volar, de seguir explorando el mundo que descubrió. Una mujer fuerte, valiente, que se ha superado a si misma abriendo puertas iluminadas. ‘Y siendo también luz.’ - En Yolanda vi a una gran mujer con una vida increíble, pero no solo por eso, sino por lo que es ahora gracias a su vida. Porque personas cómo ella encuentras muy pocas en el camino. ‘Si alguna vez te cuesta no hace falta que me digas el porqué, probablemente lo sabré, pero entiende que si tu mirada ilumina el cielo eres capaz de todo y lo sé.’ - Y de Quique… Quique de ti no hice entrevista… ¡surgió algo maravilloso! Te descubrí un poco más... descubrí tu asombroso ser, el increíble niño que guardas dentro. Estoy completamente segura que lograrás este tu sueño. ‘Es difícil amoldarse a las vías rectas, cuando uno es aire no sólido. Es complicado este el reto de ser para crecer, pero que bonito es lo que enseñas que volando por las vías aprenderás a no temer. ‘Porque es importante caminar, pero es más importante no dejar de andar nunca.’ Y así transcurrió otro de mis aprendizajes… por este lugar llamado… mundo. Notas de PD: Rematé la noche en ‘intentar’ hacer un pequeño boceto de entrevista a ‘Miguel Anxo’ fotógrafo con una carrera sublime el cual se encontraba ‘grabando’ en el estreno de ‘Fragancia Flamenca Chill-Out' y conseguí algo muy positivo…. ‘Yo no soy fotógrafo.’ – Solo un verdadero fotógrafo jamás se considerará fotógrafo. – Cómo diría mi mentora Núria – ‘Yo no soy fotógrafa reina, yo hago fotos a lo que veo.’   Alegría  



Etiquetas: costa dorada, la pineda, pintura, escultura, exposiciones, museos
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